clientelismo
2480 Visualizaciones

CG: nm

CA: Política – Partidos Políticos; Sociología.

CT: El clientelismo es, no nos engañemos, una variante o sucedáneo de la corrupción. Es una forma de organización social que se salta las fronteras geográficas, llamado rousfeti en Grecia y de la misma forma en Italia y Portugal, y une en un mismo destino a los países del sur de Europa y a los latinoamericanos. La principal consecuencia que el clientelismo tiene en la vida de los ciudadanos es que el acceso a determinados recursos es controlado por una serie de patrones, cuya condición viene determinada por tratarse de políticos, detentadores de poder económico o ambas cosas a la vez, que reparten dádivas a sus clientes a cambio de su apoyo. Es un fenómeno social con raíces profundas en nuestro país, heredado de los tiempos feudales en que una mayoría de la población campesina dependía de los latifundistas. La longevidad del fenómeno clientelista en una sociedad como la española solo puede explicarse como una carencia de capital social (usando el término del sociólogo francés Pierre Bourdieu, referido a la suma de los recursos con los que cuenta cada individuo en virtud de sus relaciones personales) de una mayoría de la población que carece de acceso a los centros de poder mediante un mercado libre, unas instituciones políticas representativas o un sistema legal igual para todos. Al individuo sin capital social no le queda más remedio que conectarse a redes de influencia buscando un atajo que le permita saltarse las barreras sociales. Este atajo puede consistir en entrar a formar parte de un partido político o, si se ofrece la posibilidad, aprovechar las conexiones familiares que uno tiene a mano. El clientelismo, en suma, vendría a ser una respuesta a la persistencia de tradicionales estructuras sociales jerárquicas que alienan al individuo y caracterizan a las sociedades cerradas. Esta cruda naturaleza de las desigualdades sociales se expresa incluso en Norteamérica, paradigma de las sociedades abiertas, con el famoso dicho It is not what you know, it is who you know (“No es lo que uno sabe, sino a quién conoce”) que en román paladino vendría a equivaler que un buen enchufe vale más que una carrera.

F: ELPAÍS – http://elpais.com/elpais/2013/02/27/opinion/1361989271_390184.html (consulta: 2.12.2014)

DEF: Sistema de protección y amparo con que los poderosos patrocinan a quienes se acogen a ellos a cambio de su sumisión y de sus servicios.

F: DRAE@ (consulta: 2.12.2014)

N: 1. Término derivado de «cliente», del latín cliens, ‘protegido’, junto al sufijo -ismo que forma el sustantivo.
2. El fenómeno se originó en las regiones del Mediterráneo donde el clientelismo se identificó inicialmente como fenómeno social. En un principio, las relaciones diádicas clientelistas se identificaron entre terratenientes y campesinos con poca o ninguna tierra, tanto en las ciudades agrarias del mezzogiorno latifundista en Italia, como en el caciquismo español. Estas relaciones que en principio se identificaron con la sociedad campesina, se transformaron con el proceso de integración nacional para hacerse parte del marco institucional vinculado a los partidos políticos y las burocracias de la sociedad política moderna.
3. La primera vez que aparece en un documento en España registrado por el CREA es en febrero de 1980 en un artículo del diario El País donde se aclara el término con la siguiente anotación «sistema de grupos de poder en el interior del partido y las oscuras fuentes de financiación de estos grupos».
4. El adjetivo recomendado para indicar relación con el clientelismo es «clientelista» y no clientelar. Por tanto, para referirse a redes, prácticas o sistemas relacionados con esta clase de protección a cambio de servicios, se recomienda usar el adjetivo formado a partir de clientelismo, no de clientela. En ese sentido, de acuerdo con los criterios habituales de formación de palabras, se aconseja utilizar el sufijo «-ista», que da lugar a clientelista, de igual manera que a partir de bipartidismo se crea bipartidista.
5. En Grecia, Italia o Portugal se utiliza el término rousfeti para hacer referencia a los favores políticos.
6. Existe el término «nepotismo», que según la RAE es la desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos. Consiste por tanto, en una variante del clientelismo más específica en cuanto a la relación familiar que une a los involucrados.
7. Para Eisenstadt y Roniger, las principales características de la relación clintelista (entre el patrón y el cliente) son las siguientes:

  • a) las relaciones son usualmente particularistas y difusas;
  • b) la interacción que sirve de fundamento a esa relación se caracteriza por un intercambio simultáneo de recursos de diferentes tipos, sobre todo, económicos y políticos (apoyo, lealtad, votos y protección), y promesas de reciprocidad, solidaridad y lealtad;
  • c) el intercambio de recursos es usualmente combinado en “paquetes”, es decir, los recursos no se intercambian de manera separada sino conjuntamente;
  • d) tiende a haber un fuerte componente de reciprocidad y confianza en la relación que se proyecta en el largo plazo;
  • e) la obligación impersonal permea la relación –esto se expresa usualmente en términos de lealtad personal o reciprocidad entre el patrón y el cliente– mientras que el elemento de solidaridad puede ser muy fuerte como en el caso de las relaciones primarias típicas del patronazgo clásico o débil como en el caso de las maquinarias modernas;
  • f) las relaciones entre patronos y clientes no son fundamentalmente legales o contractuales, se basan en mecanismos informales de entendimiento y con frecuencia se oponen a la ley formal;
  • g) a pesar de su persistencia y consistencia, las relaciones entre patronos y clientes se inician de manera voluntaria y pueden, teóricamente por lo menos, romperse voluntariamente;
  • h) las relaciones clientelistas se asumen en forma vertical –siendo la manifestación más simple la diádica– y tienden a subvertir la organización horizontal tanto entre los patronos como entre los clientes, pero sobre todo entre los clientes;
  • i) las relaciones entre patronos y clientes son muy desiguales y expresan la diferencia de poder entre unos y otros con los patronos monopolizando recursos que necesitan o desean los clientes.

Plantean también Eisenstadt y Roniger que la combinación de estas características sugiere que el intercambio entre clientes y patronos ocurre a diferentes niveles y genera contradicciones que constituyen uno de los elementos centrales de la relación.
Estos elementos contradictorios son:

  • primero, una relación de desigualdad y asimetría de poder conjuntamente con solidaridad mutua expresada en términos de identidad personal y sentimientos interpersonales de obligaciones;
  • segundo, la de un ejercicio potencial de la coerción o la explotación en el contexto de relaciones supuestamente voluntarias y de obligaciones mutuas;
  • tercero, el énfasis en las obligaciones mutuas, la solidaridad y la reciprocidad entre patronos y clientes en el contexto de relaciones en cierta medida ilegales o semilegales.

F: 1. ETIM – http://goo.gl/Za61FL (consulta: 14.12.2014). 2. IIDH – http://goo.gl/tIxGo (consulta: 2.12.2014). 3. CREA (consulta: 14.12.2014). 4. FUNDÉU – http://goo.gl/Ym8lpr (consulta: 2.12.2014); 5. LANACION – http://goo.gl/QQxjBe (consulta: 2.12.2014); 6. DRAE@ (consulta: 14.12.2014). 7. IIDH – http://goo.gl/tIxGo (consulta: 2.12.2014).

SIN:
F:

RC: cohecho, corrupción, prevaricación, soborno, tráfico de influencias.